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Señor, misericordioso y eterno, en este nuevo amanecer, elevamos nuestros corazones llenos de gratitud y esperanza hacia Ti. Tú eres la fuente de toda luz y vida, y te damos gracias por regalarnos un nuevo día para vivir, amar y crecer en tu amor infinito.
En medio de la quietud de la mañana, te buscamos, Señor. Que tu presencia descienda sobre nosotros como el rocío que refresca la tierra. Llena nuestros corazones con tu paz y tu amor, para que podamos enfrentar este día con confianza y alegría.
Padre celestial, te agradecemos por las bendiciones de ayer y por las oportunidades que nos esperan hoy. Sabemos que cada día es un regalo precioso de tu mano amorosa, y prometemos vivirlo con gratitud y propósito.
Te pedimos, Señor, que nos guíes en cada paso que demos. Ilumina nuestro camino con tu sabiduría divina y danos discernimiento para tomar decisiones acertadas. Ayúdanos a ser instrumentos de tu paz, amor y compasión en el mundo que nos rodea.
En este día, te encomendamos nuestras preocupaciones y necesidades personales. [Menciona aquí tus intenciones y deseos]. Confiamos en que escuchas nuestras peticiones y que, según tu divina voluntad, responderás de la mejor manera.
Fortalécenos, Señor, para que podamos superar cualquier desafío que se nos presente. Que tu gracia nos sostenga en momentos de dificultad y que nunca perdamos de vista tu presencia amorosa en nuestras vidas.
Te pedimos, Dios amoroso, que bendigas a nuestras familias, amigos y seres queridos. Que tu protección y cuidado los envuelva en este día y siempre.
Finalmente, te agradecemos por tu amor incondicional y tu fidelidad constante. Que cada latido de nuestro corazón y cada acción de este día sean un testimonio de nuestra gratitud hacia Ti.
En el nombre de tu Hijo amado, Jesucristo, oramos. Amén.
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