En este radiante amanecer de domingo, me postro humildemente ante la presencia amorosa de San Judas Tadeo y nuestro divino Señor. Encomiendo mi día a sus manos compasivas, buscando su bendición para que este domingo sea un reflejo de su divina gracia y amor infinito.
San Judas Tadeo, apóstol fiel y amigo en las dificultades, te abro mi corazón en este nuevo día. Confiadamente te pido que intercedas por mí ante Dios Todopoderoso, solicitando que mis pasos estén guiados por la luz de la verdad y la sabiduría.
Que cada decisión que tome refleje la bondad y el amor que emanan de la presencia divina.
Padre celestial, en tus manos deposito este día, reconociendo que sin Ti nada soy. Concédenos tu gracia abundante para superar cualquier desafío y enfrentar las alegrías con gratitud. Que el amor que fluye desde tu corazón inunde el mío, inspirándome a compartir ese amor con quienes me rodean.
San Judas Tadeo, modelo de fe y devoción, te imploro que me acompañes en cada paso de este domingo. Que tu ejemplo de constancia en la fe fortalezca mi determinación de seguir los caminos de Dios, incluso en medio de las pruebas.
Inspírame a ser un reflejo de la bondad divina, extendiendo una mano amiga y un corazón compasivo hacia todos los que encuentre en mi camino.
Dios misericordioso, te agradezco por el regalo de este nuevo día. Que tu luz ilumine mi jornada, disipando cualquier sombra de duda o temor. Que tu amor incondicional guíe mis acciones y palabras, creando un domingo lleno de bendiciones y paz.
Encomiendo mi día a la intercesión amorosa de San Judas Tadeo y a la gracia infinita de nuestro Señor. Que este domingo sea un testimonio vivo de tu amor eterno. Amén.