Oh San Charbel, en esta radiante mañana de jueves, elevo mi corazón y mi espíritu hacia ti, el humilde ermitaño del Líbano, quien vivió una vida de profunda devoción a Dios.
En este nuevo día, me uno a ti en oración y gratitud por tu ejemplo de santidad y tu amor inquebrantable por Cristo.
Te pido, amado San Charbel, que guíes mis pasos en este día. Que tu luz divina ilumine mi camino, disipe las sombras de la duda y el temor, y me ayude a caminar en la senda de la verdad, la justicia y el amor. Que mi jornada esté llena de bendiciones, alegría y paz.
En esta mañana, te ruego que intercedas ante el Señor por mis necesidades y las de todos aquellos que claman por tu ayuda. Ayúdame a ser más como tú, a cultivar una vida de oración constante y a amar la Eucaristía con la misma pasión que tú lo hiciste.
San Charbel, tú que experimentaste la unión mística con Dios a través de la Santa Comunión, te pido que fortalezcas mi fe y mi relación con Cristo en la Eucaristía. Que mi comunión con el Cuerpo y la Sangre de nuestro Salvador me transforme y me haga más semejante a Él.
En esta mañana, te entrego mis preocupaciones y deseos, sabiendo que tú eres un intercesor poderoso ante Dios. Que tu bendición descienda sobre mi familia, mis amigos y todos aquellos que necesitan tu intercesión.
Oh glorioso San Charbel, en esta mañana de jueves, confío en tu poderosa intercesión y en tu amor inquebrantable por Cristo. Amén.