En este nuevo amanecer, elevo mi corazón hacia la esencia divina, invocando la presencia luminosa de San Charbel, guía celestial de sabiduría y protección.
Bajo la luz radiante del sol que despide sus primeros destellos en el horizonte, me sumerjo en la serenidad de este instante, reconociendo la grandeza de la creación y la oportunidad que me brinda un nuevo día.
San Charbel, tú que has sido testigo de la belleza del amanecer desde los cielos, te pido que derrames tus bendiciones sobre este día que comienza. Que tu influencia sagrada guíe mis pasos y llene mi jornada con la gracia divina.
Que cada rayo de sol sea un recordatorio de tu amor eterno y de la misericordia que fluye incesantemente.
Encomiendo a tus manos protectoras mis alegrías y desafíos, consciente de que tu intercesión divina me conducirá por caminos de paz y prosperidad.
Que la paz de San Charbel envuelva mi ser como el suave abrazo de la aurora, disipando las sombras de la incertidumbre y otorgándome la fortaleza para enfrentar cualquier adversidad.
Bajo la gloria de San Charbel, abro mi corazón a la gratitud y la esperanza. Que cada hora de este día sea un testimonio de mi fe, un canto de gratitud por las maravillas que me rodean y un compromiso renovado con la bondad y la compasión.
Que la luz de San Charbel ilumine mi camino, disipando la oscuridad con su resplandor divino. Que este nuevo amanecer sea el inicio de una jornada llena de bendiciones, donde la presencia de San Charbel sea mi guía constante. Amén.