En esta luminosa mañana, al despertar con gratitud por el reparador descanso que nos brindaste, dirigimos nuestras palabras al venerado San Judas, protector de las causas imposibles y guía en momentos de necesidad.
San Judas, apóstol valeroso, te invocamos en el comienzo de este nuevo día, agradecidos por la serenidad que nos otorgaste durante la noche. Con humildad, pedimos tu bendición para iniciar esta jornada con determinación y optimismo.
Que tu luz divina ilumine nuestro camino, San Judas, y nos guíe en cada paso que demos. Confiados en tu intercesión, dejamos atrás las sombras de la noche y nos sumergimos en la claridad de un día bendecido.
Bajo tu amparo, buscamos fuerza y sabiduría para afrontar los desafíos que este día pueda traer. Que tu presencia nos inspire a ser compasivos, justos y generosos en nuestras acciones. Que cada tarea que emprendamos esté impregnada de tu bendición y sea para el bienestar de todos.
San Judas, te encomendamos a nuestra familia y seres queridos. Protege a quienes amamos y guía sus pasos en este nuevo día. Que el amor y la armonía reinen en nuestro hogar, y que cada encuentro esté marcado por la comprensión y la bondad.
Concluimos esta oración, San Judas, con la certeza de que tu mano nos sostiene. Que tu bendición nos acompañe a lo largo de este día, infundiéndonos la fortaleza necesaria para superar cualquier adversidad. Amén.