En el suave amanecer de este lunes, recurrimos a ti, San Judas, guardián de las causas imposibles, para agradecerte por la protección que nos brindaste durante la noche y encomendarte este nuevo día que se presenta ante nosotros.
Con humildad, elevamos nuestra voz hacia ti, buscando tu intercesión para vivir este día con tranquilidad y paz.
San Judas, apóstol amado, te pedimos que derrames tus bendiciones sobre nosotros mientras iniciamos esta jornada. Que tu luz guíe nuestros pasos y disipe cualquier sombra que amenace con oscurecer nuestro camino. Confiados en tu poderosa intercesión, depositamos nuestras preocupaciones y anhelos en tu bondadoso corazón.
Te imploramos, San Judas, que nos acompañes a lo largo de este día, protegiéndonos de cualquier mal y otorgándonos la fortaleza necesaria para enfrentar los desafíos que se presenten. Que tu presencia sea nuestro amparo y consuelo, inspirándonos a vivir con fe y esperanza en la providencia divina.
Con gratitud en nuestros corazones, agradecemos por el reparador sueño que nos concediste y por el don de un nuevo día.
Que podamos llevar la serenidad de tu intercesión en nuestro ser, compartiendo esa paz con aquellos que encontremos en nuestro camino.
San Judas, te pedimos especialmente por aquellos que más necesitan de tu ayuda en este día. Que tu compasión alcance a quienes sufren y tu amor ilumine sus vidas. Que podamos ser instrumentos de tu bondad y llevar consuelo a quienes lo necesitan.
Que al finalizar este lunes, podamos mirar atrás con gratitud por las bendiciones recibidas y con la certeza de que tu protección nos ha acompañado en cada paso. Amén.