Oh, glorioso y santísimo San Charbel, fiel discípulo de nuestro Señor Jesucristo, en esta hermosa mañana elevo mi voz hacia ti con un corazón lleno de gratitud y esperanza. Reconozco tu inquebrantable devoción y tu poderosa intercesión ante el Altísimo. En este nuevo día que comienza, me acerco a ti con humildes plegarias y un profundo respeto.
San Charbel, que viviste una vida de oración y penitencia en el desierto, te imploro que me guíes en este día para que pueda encontrar momentos de quietud y reflexión en medio de las ocupaciones diarias. Ayúdame a vivir en la presencia de Dios, a reconocer Su amor en cada detalle de mi vida y a ser agradecido por todas Sus bendiciones.
Encomiendo a tu poderosa intercesión mis necesidades y deseos particulares para este día [menciona tus intenciones personales], sabiendo que tu bondad y tu amor por aquellos que te buscan son infinitos.
San Charbel, te pido que derrames tu luz sobre mi camino en este día. Que tus virtudes de paciencia, humildad y amor al prójimo sean un modelo para mí mientras enfrento las pruebas y desafíos que puedan surgir.
Intercede, querido San Charbel, por mis seres queridos y por todos aquellos que están pasando por momentos difíciles. Que tu amor y compasión lleguen a sus corazones, brindándoles consuelo y esperanza. Que tu mano sanadora toque a los enfermos y a los afligidos, trayendo alivio y paz.
Gracias, San Charbel, por tu constante intercesión y amor. Que este día esté lleno de la gracia de Dios, y que cada acción y pensamiento mío sean un reflejo de Su amor y misericordia. Amén.»
San Charbel, ruega por nosotros y por el mundo entero.