En este día que se despliega ante mí como un lienzo en blanco, recurro a ti, San Charbel, en busca de paz y serenidad. Bajo la luz del sol que ilumina mi jornada, imploro tu sagrada intercesión para que cada momento esté impregnado de tranquilidad y armonía.
San Charbel, guía mis pasos con tu sabiduría divina, disipando cualquier nube de inquietud que pueda amenazar la serenidad de mi día. Que tu presencia sea como un bálsamo que calma las tensiones y trae consigo la paz que solo proviene de lo celestial.
Encomiendo a ti, oh benevolente San Charbel, cada desafío que el día pueda presentar. Con humildad, te pido que me brindes la fuerza interior para superar cualquier obstáculo y la paciencia para afrontar cada situación con gracia y comprensión.
Que tu luz ilumine mis encuentros y que cada interacción esté impregnada de amabilidad y compasión. Que mi jornada transcurra en armonía con el universo que tú proteges, permitiéndome encontrar alegría en las pequeñas bendiciones que la vida ofrece.
Con la caída de la tarde, cuando el sol ceda su lugar a la luna, te imploro, San Charbel, que prepares el terreno para un sueño feliz y reparador. Que mi mente encuentre descanso y que mis sueños estén llenos de esperanza y positividad.
Agradezco, San Charbel, por tu constante guía y amor incondicional. Que este día transcurra bajo tu bendición, y que la paz que has sembrado en mi corazón florezca como un jardín en el crepúsculo de esta jornada. Amén.