Oh San Judas Tadeo, fiel amigo de los necesitados y patrón de las causas difíciles, en esta semana quiero elevar mi voz y mi corazón para darte gracias desde lo más profundo de mi ser. Tantas veces has intervenido en mi vida, y esta semana no ha sido la excepción.
En estos últimos siete días, he experimentado momentos de alegría y también de desafío. Tú, San Judas, has estado a mi lado en cada uno de esos momentos, brindándome fuerza y esperanza cuando más lo necesitaba. Gracias por escuchar mis plegarias y por interceder ante Dios en mi nombre.
En esta semana, he enfrentado obstáculos que parecían insuperables, pero tu poderosa intercesión ha allanado el camino y me ha mostrado que no estoy solo en esta travesía. Me has recordado que la fe y la perseverancia son las llaves que abren las puertas de la superación, y por eso te agradezco.
San Judas, en estos días de tribulación, has sido mi faro de luz. Tu ejemplo de fe inquebrantable y devoción me ha inspirado a seguir adelante con confianza y valentía. Has demostrado una vez más que no hay problema demasiado grande ni situación demasiado difícil que no pueda ser resuelta con la ayuda de Dios y tu intercesión.
En esta semana, te agradezco por las bendiciones recibidas, por la paz en mi corazón y por la certeza de que siempre estarás ahí para guiarme en el camino de la vida. Que tu amor y protección sigan iluminando mi sendero en las semanas por venir.
San Judas Tadeo, te doy gracias por esta semana llena de lecciones y oportunidades de crecimiento. Que tu amor y gracia sigan guiando mis pasos y los de todos aquellos que te necesitan. Amén.