Oh glorioso San Judas Tadeo, apóstol fiel y amigo cercano de nuestro Señor Jesucristo, en esta sagrada Nochebuena me dirijo a ti con humildad y devoción. En esta noche llena de magia y esperanza, te imploro que extiendas tu manto protector sobre mí y sobre todos mis seres queridos.
San Judas, intercesor valiente, te ruego que intercedas ante Dios Todopoderoso para que esta Navidad esté llena de paz, amor y serenidad. Que la luz de la estrella que guió a los Reyes Magos ilumine nuestro camino y nos conduzca hacia la verdadera esencia de la celebración: el nacimiento del Niño Jesús.
Te pido, amado San Judas, que nos ayudes a liberarnos de cualquier preocupación, angustia o discordia que pueda enturbiar esta festividad. Con tu valioso auxilio, que reine la armonía en nuestros hogares y que la felicidad florezca en cada corazón.
En esta noche especial, te encomiendo nuestras alegrías y nuestras tristezas, nuestros anhelos y nuestras gratitudes. Que tus bendiciones nos envuelvan como un abrazo cálido, brindándonos consuelo y fortaleza para enfrentar los desafíos que puedan presentarse.
San Judas Tadeo, apóstol de las causas difíciles, te confío mis deseos más profundos para que esta Navidad sea un tiempo de reflexión, compasión y perdón. Que la luz divina del Niño Jesús disipe cualquier sombra de oscuridad y nos llene de una paz que trascienda todo entendimiento.
A través de tu valiosa intercesión, San Judas, confío en que experimentaremos la presencia divina en cada momento de esta Nochebuena. Que podamos compartir el amor y la bondad con quienes nos rodean, recordando siempre el verdadero significado de la Navidad.
Gracias, San Judas Tadeo, por escuchar nuestras plegarias y por velar por nosotros en esta noche tan especial. Amén.