En la serenidad de mi hogar, al finalizar este día lleno de experiencias y desafíos, elevo mi corazón con gratitud hacia San Judas Tadeo, apóstol fiel y amigo de los afligidos.
En este momento de recogimiento, me encomiendo a tu poderosa intercesión, oh glorioso San Judas, patrón de las causas difíciles y desesperadas.
Te imploro, oh bienaventurado San Judas Tadeo, que ilumines mi descanso con la paz que solo proviene de la fe y la confianza en la divina providencia.
Que tu luz divina disipe cualquier sombra de preocupación o inquietud que pueda haber en mi corazón, y que tu poderosa intercesión me brinde la fortaleza necesaria para superar los retos que la vida me presente.
Al depositar mi fatiga y mis preocupaciones a tus pies, confío en que tu amorosa guía me acompañará en mis sueños, proporcionándome el descanso reparador que mi cuerpo y mente necesitan. Que tu influencia benevolente alcance cada rincón de mi hogar, llenándolo de armonía, amor y tranquilidad.
San Judas Tadeo, protector de los desvalidos, te pido que bendigas a mi familia y a todos aquellos que amo. Que tu intercesión nos proteja de cualquier mal y nos conceda la fuerza para enfrentar con valentía los desafíos venideros.
Con humildad y devoción, me despido en esta noche, confiando en que tu presencia benevolente vela por nosotros. Amén.