Oh, San Charbel, eres una estrella que brilla en el cielo de nuestras vidas, una fuente inagotable de esperanza y consuelo en momentos de oscuridad. En esta noche de quietud y reflexión, me acerco a ti con humildad y gratitud en mi corazón.
Tú, que viviste una vida de oración intensa y sacrificio en la soledad de tu ermita, comprendes las inquietudes y las alegrías que la noche puede traer. En esta hora, te imploro que ilumines mi camino, que disipes mis temores y que fortalezcas mi fe.
San Charbel, tú que fuiste un verdadero ejemplo de devoción y servicio a Dios, te ruego que guíes mis pensamientos y mis sueños esta noche. Permíteme encontrar la paz y la serenidad en medio de la oscuridad que envuelve el mundo. Concédele a mi corazón la fortaleza para superar los desafíos que enfrento y la confianza para saber que, con la ayuda de Dios, todo estará bien.
Te agradezco, San Charbel, por tu constante intercesión en mi vida y por las bendiciones que has derramado sobre mí. En esta noche, te pido que mires con amor a todos aquellos que necesitan tu auxilio, para que encuentren consuelo y alivio en tus oraciones.
Bendice esta hermosa noche con tu protección y tu amor. Que en tu nombre, todos podamos descansar en paz, renovar nuestras fuerzas y despertar listos para enfrentar un nuevo día con la certeza de que Dios está a nuestro lado. Amén.