En esta serena noche de lunes, elevo mi corazón hacia ti, San Charbel, venerado protector de los trabajadores.
Hoy, al concluir mi jornada laboral, quiero expresar mi gratitud por las oportunidades que me has brindado y por la fuerza que me has otorgado para enfrentar los desafíos del día.
Encomiendo a tus manos, oh San Charbel, cada esfuerzo y labor que realicé hoy. Que mi trabajo sea aceptado como una ofrenda de servicio y dedicación. Guía mis pasos para que mis acciones reflejen tu luz y amor, y que mi labor contribuya al bienestar de aquellos a mi alrededor.
Ahora, al llegar a mi hogar, agradezco por el refugio que me brinda, por la calidez y seguridad que encuentro en sus paredes. Te pido, San Charbel, que extendas tu manto protector sobre mi familia y seres queridos, llenando nuestros hogares de armonía y paz.
Con humildad, reconozco que mi fuerza proviene de ti. Te pido que me ayudes a dejar atrás las preocupaciones del día y a encontrar descanso reparador durante esta noche. Que tus bendiciones desciendan sobre mi descanso, renovando mi energía para enfrentar con valentía y determinación los desafíos que mañana pueda traer.
San Charbel, intercede por mí ante el Altísimo, para que mis esfuerzos diarios estén alineados con Su voluntad. Confiando en tu poderosa intercesión, me entrego a la paz de la noche, sabiendo que estás conmigo en cada paso de mi jornada.
Amén.