En la serenidad de esta noche de miércoles, nos reunimos como familia ante la presencia reconfortante de San Judas, el santo de las causas difíciles y desesperadas.
Con corazones agradecidos, elevamos nuestras voces en oración, buscando la paz y la protección divina mientras nos preparamos para descansar en la seguridad de nuestro hogar.
San Judas Tadeo, apóstol fiel de Jesucristo, te invocamos en esta noche para que derrames tu bendición sobre nuestra familia. Con humildad, depositamos ante ti nuestras preocupaciones y anhelos, confiando en tu intercesión ante el Todopoderoso.
Te pedimos, oh glorioso San Judas, que extiendas tu manto de protección sobre cada rincón de nuestro hogar. Que la paz y la armonía reinen en nuestros corazones, disipando cualquier inquietud o temor que pueda perturbar nuestra tranquilidad.
Encomendamos a tus manos, oh amado San Judas, nuestras necesidades materiales y espirituales. Que tu intercesión nos guíe hacia soluciones en momentos difíciles y que podamos experimentar la misericordia divina en cada aspecto de nuestras vidas.
Bajo tu patrocinio, buscamos el descanso reparador de esta noche. Que el sueño nos envuelva con su suave abrazo, brindándonos el alivio necesario para enfrentar un nuevo amanecer con fortaleza y esperanza.
Te agradecemos, San Judas, por tu constante ayuda y amorosa atención a nuestras súplicas. Que tu luz ilumine nuestro hogar, disipando cualquier sombra que pueda acechar. Con gratitud en nuestros corazones, nos despedimos de este día, confiando en la protección divina y en tu valioso patrocinio. Amén.