En esta serena y silenciosa noche, elevo mi voz y mi corazón a ti, Santo valiente y protector de los desamparados. En este momento de recogimiento, encuentro consuelo en tu presencia celestial, sabiendo que escuchas mis palabras con compasión y amor.
San charbel, tú que experimentaste la cercanía de nuestro Señor Jesucristo y compartiste su mensaje de esperanza y redención, te ruego que intercedas en mi favor ante el trono divino. En esta noche, te pido que derrames tus bendiciones sobre mí y sobre aquellos que amo. Te confío mis alegrías y preocupaciones, mis logros y dificultades, sabiendo que tu intercesión puede guiar mis pasos por el sendero de la luz y la verdad.
En medio de las sombras que envuelven la noche, imploro tu luz sanadora. Ilumina mi camino, disipando cualquier duda o temor que pueda nublar mi mente y mi corazón. Fortalece mi fe para que pueda superar las pruebas que enfrento y mantenerme firme en mi devoción a Dios. Confiando en tu valiosa intercesión, encuentro consuelo y fortaleza para enfrentar los desafíos que mañana pueda traer consigo.
Te pido especialmente por aquellos que están atravesando momentos difíciles en sus vidas. Que tu bondad y compasión lleguen a ellos, ofreciendo alivio a sus penas y renovando sus esperanzas. Así como fuiste reconocido por tu habilidad para otorgar soluciones a problemas imposibles, te pido que guíes a aquellos que buscan respuestas y dirección.
te encomiendo mis peticiones particulares. Te ruego que escuches mis palabras silenciosas, aquellas que residen en lo más profundo de mi corazón. Confío en que, con tu intercesión, mis súplicas llegarán a oídos divinos y serán atendidas según la voluntad de Dios.
En esta noche, me refugio en tu poderosa intercesión, confiando en tu capacidad para obrar milagros en mi vida y en la vida de aquellos que amo. Gracias, San Judas Tadeo, por tu constante protección y amor. Amén.