En esta luminosa mañana de domingo, alzamos nuestras voces llenas de gratitud hacia ti, Señor, por regalarnos otro día bendecido con tu luz y amor incondicional. Nos postramos ante tu grandeza, reconociendo la magnificencia de tu creación y la oportunidad de vivir un nuevo amanecer.
Te damos gracias, oh Padre celestial, por el regalo de la vida y por la esperanza que cada nuevo día nos ofrece. En este domingo radiante, elevamos nuestras plegarias con corazones rebosantes de alegría y agradecimiento.
Que tu misericordia y amor nos acompañen a lo largo de esta jornada, guiándonos por el camino de la rectitud y la compasión.
En especial, agradecemos a San Charbel, intercesor fiel, por su constante abogacía en nuestro favor. Pedimos que su influencia protectora nos envuelva en este día, que su luz guíe nuestros pasos y su sabiduría nos inspire a vivir de acuerdo con tu voluntad divina.
San Charbel, a ti recurrimos con humildad, reconociendo tu papel como puente entre nuestras súplicas y la gracia divina. Te imploramos que intercedas por nosotros ante el trono del Altísimo, llevando nuestras peticiones y agradecimientos con la misma devoción que siempre has demostrado.
Que este domingo sea una jornada de reflexión, amor y gratitud, en la que podamos compartir la bondad que Tú nos has brindado con aquellos que nos rodean. Que cada acción sea un testimonio de tu amor inmutable y de la guía amorosa de San Charbel.
Señor, gracias por este nuevo día, por la oportunidad de vivir y amar. Que tu bendición descienda sobre nosotros, y que podamos caminar con confianza en tu luz divina. Amén.