Oh San Charbel, en este miércoles que se despliega ante mí como un regalo divino, elevo mi corazón lleno de gratitud por la maravilla de un nuevo día.
En esta radiante jornada, contemplo la brillantez del sol que ilumina mi camino y escucho el armonioso canto de las aves que celebran la vida que se despierta a mi alrededor.
Te doy gracias, San Charbel, por tu benevolencia y por ser el canal de la providencia divina. En este momento de oración, reconozco tu guía amorosa que ha permitido que este día se desarrolle con bienestar y armonía.
Cada rayo de sol que acaricia mi rostro y cada melodía que llena mis oídos son testimonios de tu amor y cuidado constante.
En medio de las labores y desafíos de esta jornada, has sido mi refugio y mi fortaleza. Gracias por infundirme la fuerza necesaria para superar obstáculos y por permitirme ver la belleza en cada instante. Con humildad, reconozco tu mano protectora que ha velado por mi seguridad y bienestar.
San Charbel, santo de la esperanza, te agradezco por ser la luz que guía mis pasos y el consuelo en momentos de tribulación. Que tu presencia continúe inspirando mi vida, llenándola de propósito y significado.
En este acto de agradecimiento, te pido, San Charbel, que sigas bendiciendo mis días con tu gracia. Que cada amanecer sea una oportunidad para crecer en amor y sabiduría, y que cada anochecer sea un motivo para agradecer las bendiciones recibidas.
Con confianza en tu intercesión, me encomiendo a ti, San Charbel, agradecido por este miércoles que se despliega ante mí como un lienzo divino. Amén.