En este nuevo día que se despliega ante nosotros, oh Dios misericordioso, levantamos nuestros corazones llenos de gratitud por el regalo de la vida y por la oportunidad de despertar a un nuevo amanecer.
Te agradecemos, Señor, por el llamado a un día más en el que podemos experimentar tu amor, aprender de tus enseñanzas y buscar la senda de la virtud.
San Judas, apóstol fiel y patrono de las causas difíciles, también te agradecemos por tu intercesión en nuestras vidas. Con humildad, reconocemos tu valentía y devoción, y confiamos en que, bajo tu guía, encontraremos fuerza para superar los desafíos que se presenten en nuestro camino.
Damos gracias, Señor, por la bendición de la salud, el sustento y el amor que nos rodea. Te agradecemos por cada respiración, por cada oportunidad de crecimiento y por las lecciones que nos enseñan a ser mejores personas.
Que este nuevo día sea una oportunidad para expresar nuestro agradecimiento a través de acciones amables y compasivas hacia aquellos que nos rodean.
Pedimos tu guía, oh Dios, para que nuestras decisiones y acciones estén alineadas con tu voluntad. Que en cada paso que demos, encontremos propósito y significado. Concede, Señor, que nuestras vidas reflejen la luz de tu amor y que seamos instrumentos de paz y esperanza para quienes nos rodean.
Bajo la protección de San Judas, confiamos en que las causas difíciles se transformarán en victorias y que tu gracia nos sostendrá en momentos de tribulación. Que este día, vivido con agradecimiento y fe, sea un testimonio de tu amor eterno.
Te confiamos nuestras alegrías y preocupaciones, sabiendo que en tus manos encontramos refugio y consuelo. Que cada paso que demos esté marcado por la gratitud y la búsqueda constante de tu presencia. Amén.