Padre celestial, al finalizar este día, elevamos nuestros corazones hacia Ti con gratitud y humildad. Te agradecemos por todas las bendiciones que has derramado sobre nosotros desde la mañana hasta este momento. A pesar de los desafíos y las dificultades que pudieron haber surgido, reconocemos que Tu amor y Tu gracia nunca nos han abandonado.
En esta noche, te pedimos que nos envuelvas con tu paz y tu protección. Concédenos un sueño tranquilo y reparador, para que podamos despertar renovados y listos para enfrentar un nuevo día. Te pedimos que guardes nuestros sueños y pensamientos, que nos libres de pesadillas y angustias, y que nos llenes de esperanza y serenidad.
Padre, también queremos pedirte por aquellos que están sufriendo en este momento, ya sea por enfermedad, soledad, tristeza o cualquier otra carga. Extiende tu mano sanadora sobre ellos y bríndales consuelo. Que sientan tu presencia y tu amor en medio de sus dificultades.
Te encomendamos a nuestros seres queridos, a nuestras familias y amigos. Cuida de ellos, protégelos y bendícelos. Que tu luz ilumine sus vidas y los guíe por el camino de la rectitud y la bondad.
Encomendamos a la humanidad entera a tu misericordia. Que la paz prevalezca sobre la Tierra, que la justicia y la compasión guíen a nuestros líderes y que podamos construir un mundo más justo y armonioso para todos.
A medida que nos sumergimos en la oscuridad de la noche, confiamos en tu luz divina para iluminar nuestro camino. Que tu presencia nos acompañe siempre, en cada paso que demos. Te lo pedimos en el nombre de tu amado Hijo, Jesucristo. Amén.