Oh, San Judas, protector de los desesperados y guía en la oscuridad de la noche, encomendamos nuestras almas a tu divina intercesión en este silencioso y estrellado momento.
Bajo el manto de la noche, donde las estrellas destellan como promesas en el cielo, te imploramos con humildad y devoción.
En esta hora en la que la luna se alza majestuosa en el firmamento, reconocemos tu papel como el santo de las causas difíciles y desesperadas.
En tus manos, confiamos nuestras preocupaciones y anhelos más profundos, sabiendo que tu bondad y compasión nunca nos abandonan. Como un faro de esperanza en la oscuridad, iluminas nuestro camino cuando nos sentimos perdidos y confundidos.
San Judas, testigo de la gracia divina y la redención, te pedimos que nos guíes con tu sabiduría en esta noche tranquila.
Que nuestras oraciones alcancen el oído de Dios y que, a través de tu mediación, encontremos solución a nuestros problemas y consuelo para nuestros corazones afligidos.
En esta noche serena, te imploramos que intercedas por todos aquellos que buscan tu ayuda, para que encuentren alivio y paz en medio de sus dificultades. San Judas, te agradecemos por tu amor inquebrantable y tu infinita compasión. Amén.