En la serenidad de esta noche estrellada, elevo mi corazón a San Charbel, humildemente agradecido por el favor celestial que he recibido. En la penumbra que envuelve el mundo, mi alma se llena de gratitud y mi voz se alza en oración, reconociendo la intercesión divina de este santo venerado.
Oh San Charbel, guía celestial, mensajero de la paz y la esperanza, hoy me postro ante ti para expresar mi profundo agradecimiento por la gracia concedida. Tu luz ha iluminado mi sendero, disipando las sombras de la incertidumbre y permitiéndome experimentar la benevolencia divina de una manera asombrosa.
En mi corazón resonará siempre la melodía de la gratitud, pues sé que tus bendiciones no son fruto del azar, sino el reflejo del amor incondicional que emanas desde el cielo. San Charbel, protector de los desamparados, consuelo de los afligidos, a ti acudo con humildad, reconociendo la magnitud de tu intercesión en mi vida.
En esta hora tranquila, elevo mi plegaria agradecida, derramando palabras sinceras que brotan del alma. Gracias, San Charbel, por escuchar mis ruegos, por tender tu mano benevolente y por ser el lazo que conecta mi ser con la divinidad. Tu presencia ha transformado mi existencia, y mi corazón rebosa de gratitud hacia ti.
Que mi testimonio de agradecimiento resuene en los cielos como una melodía celestial, un eco de la fe que profeso en tu poderoso intercesor. Con cada palabra, con cada pensamiento, reitero mi reconocimiento a tu sagrada influencia en mi vida.
Bajo el manto estrellado de la noche, doy gracias por la bondad que has derramado sobre mí. Que mi gratitud sea un faro de luz en el universo, un testimonio radiante de la grandeza de tu amor, San Charbel. Amén.