Oh San Charbel, luminaria de la Iglesia y modelo de virtud, en esta noche de miércoles me postro ante ti con humildad y gratitud en mi corazón. Tu vida de profunda oración y entrega a Dios, así como tu amor por la Eucaristía y tu ejemplo de santidad, inspiran mi alma en este momento.
Bajo el manto estrellado de esta noche, te imploro, oh Santo ermitaño del Líbano, que intercedas ante el Todopoderoso en mi nombre. Lleva mis peticiones y preocupaciones a los pies de nuestro Señor Jesucristo, quien es el camino, la verdad y la vida.
Que en esta noche tranquila, la luz de tu devoción brille sobre mi vida, iluminando las sombras de mis temores y preocupaciones. Fortaléceme para afrontar los desafíos del mañana con valentía y confianza, sabiendo que Dios está a mi lado en cada paso del camino.
San Charbel, tú que experimentaste la unión con Dios en la soledad y la oración, ayúdame a encontrar la paz interior y la serenidad en medio del ajetreo y el estrés de la vida diaria.
Concede a mi corazón la capacidad de perdonar, de amar incondicionalmente y de vivir en armonía con los demás.
Oh glorioso San Charbel, en esta noche de miércoles, te entrego mis cargas y preocupaciones, y confío en que intercederás por mí ante Dios, nuestro Padre celestial. Amén.