Oh, omnipotente y misericordioso, en este momento me dirijo a ti con humildad y sinceridad en mi corazón. Te pido, Señor, que me rodees con tu amorosa presencia y me concedas tu divina protección contra todo mal que pueda acecharme en este mundo.
En tus manos poderosas encomiendo mi vida y mis caminos. Que tu luz brille sobre mí, disipando cualquier sombra de maldad que intente acercarse a mí. Que tu escudo de bondad me defienda de cualquier peligro visible o invisible, y que tus ángeles custodios velen sobre mí en todo momento.
Padre celestial, reconozco mi fragilidad y mi necesidad constante de tu ayuda. Te imploro que liberes mi mente, mi cuerpo y mi espíritu de cualquier influencia maligna que pueda perturbar mi paz y mi bienestar. Que tu poderoso amor me fortalezca ante cualquier adversidad y me guíe por senderos de rectitud y paz.
Que tu Santo Espíritu habite en mí, llenándome de sabiduría y discernimiento para tomar decisiones que estén en armonía con tu voluntad divina. Ayúdame a mantenerme firme en mi fe y a confiar en que tu providencia siempre estará conmigo, incluso en los momentos más oscuros.
Señor, te pido que bendigas a aquellos que me rodean con tu gracia y tu amor. Que mi familia, mis amigos y todos aquellos que me rodean sean protegidos bajo tu manto de bondad y misericordia. Que juntos podamos experimentar la paz y la alegría que solo provienen de ti.
Encomiendo a tus manos poderosas todos mis temores y preocupaciones. Confío en que Tú eres mi refugio y mi fortaleza, y que en ti encuentro seguridad y consuelo. Que tu luz divina disipe toda oscuridad y que tu amor inagotable prevalezca sobre cualquier fuerza del mal.
Amado Señor, te doy gracias por escuchar mi oración y por estar siempre presente en mi vida. Confío en tu bondad infinita y en tu poder para librarme de todo mal. En tu nombre, Amén.